miércoles, 6 de abril de 2016

Los Transgénicos



Los transgénicos, Organismos Modificados Genéticamente (OMG) 
se obtienen mediante la ingeniería genética que permite crear plantas, animales y microorganismos manipulando sus genes.

Esta tecnología no es una simple extensión de la agricultura tradicional al permitir franquear las barreras entre especies, crea seres vivos que no podrían obtenerse en la naturaleza o con las técnicas tradicionales de mejora genética. Además, los conocimientos científicos actuales no son suficientes para predecir la evolución e interacción con los otros seres vivos de estos organismos una vez liberados al medio ambiente.
Desde su aparición en los mercados hace unos 10 años, los cultivos y alimentos transgénicos han experimentado una rápida expansión en un número limitado de países, pero ésta ha sido fruto de las estrategias agresivas de la industria biotecnológica y no de beneficios derivados del uso de esta tecnología. Están ampliamente documentados la cercanía de la industria tecnológica con los centros de decisión política, por ejemplo en Europa.
Los impactos sobre el medio ambiente de estos cultivos son cada día más evidentes: aumento dramático del empleo de tóxicos en el campo, desarrollo de resistencias en insectos y malezas, contaminación del suelo, contaminación genética de especies silvestres, exacerbación de la desaparición de biodiversidad. También queda demostrada la extrema dificultad en proteger la agricultura no transgénica de la contaminación por OMG donde éstos estén cultivados y/o utilizados.
La rápida introducción de OMG en la alimentación contrasta con la escasez de estudios científicos sobre sus impactos para la salud humana. La aparición de nuevos tóxicos en los alimentos o de nuevas alergias son algunos de los riesgos. Y cada vez hay más evidencias de la aparición de efectos no esperados, como el descenso de la fertilidad de animales alimentados con transgénicos.
A nivel social, muy lejos de aportar soluciones al hambre en el mundo, la introducción de la biotecnología en la agricultura incrementa las situaciones de pobreza, exclusión social e injusticia, como se ha demostrado por ejemplo en Argentina, Brasil y Paraguay con la soja o en la India e Indonesia con el algodón. Está claro que avanzar hacia una agricultura más sostenible no pasa por la biotecnología y que ésta es un instrumento para unas pocas multinacionales para hacerse con el control de la agricultura y alimentación mundial.

Desde un punto de vista económico, los transgénicos están siendo un fracaso. Numerosos estudios demuestran que prácticas agrícolas sostenibles, como la agricultura ecológica, estimulan en mayor medida la economía, crean empleo de calidad en el medio rural y cuentan con el apoyo de los consumidores.

Venezolanos consumen transgénicos a pesar de las prohibiciones

Mientras en la Asamblea Nacional y en los espacios que desarrollan investigaciones y labores agrícolas del país se lleva a cabo el debate sobre las consecuencias del posible uso de transgénicos en la producción de alimentos nacionales, científicos aseguran que el consumo de especies genéticamente modificadas es ya una realidad en las mesas de los venezolanos.

Los investigadores Luis Díaz e Iván Galindo, miembros de la Oficina Nacional de Diversidad Biológica del Ministerio del Ambiente, y de la dirección de Agricultura y Soberanía Alimentaria del Instituto de Estudios Avanzados, respectivamente, publicaron los resultados de una investigación en la que identifican “el primer reporte en Venezuela del uso de semillas comerciales modificadas en cultivos de maíz”. El informe fue distribuido en la última entrega de la Revista de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

De acuerdo a lo planteado por los científicos, con una muestra de 70% de las semillas de maíz mercadeadas durante 2011, “se obtuvo que de doce materiales comerciales de maíz evaluados, uno es un organismo vivo modificado (OVM), lo que quiere decir que en Venezuela ya se están comercializando”.

Cuatro leyes y una ley orgánica creadas en los últimos quince años insisten en la prohibición de que en el país se produzcan y siembren semillas y alimentos transgénicos. Sin embargo, en un encuentro celebrado este jueves en la Facultad de Ciencias de la UCV, los expertos señalaron que, si bien las normativas lograron que los productos con estas características no tengan origen nacional, las importaciones de materia prima y de alimentos terminados se han convertido en la puerta de entrada de los OVM.

En el marco de este foro, Alejandro Pieters, investigador de productividad y rendimiento de arroz en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), le declaró a Globovisión.com que dos de los países a los que Venezuela les compra buena parte de los alimentos que requiere tienen trayectoria en el cultivo de varios de los 14 rubros modificados en el mundo.

En efecto, el informe 2013 del Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agro-biotecnológicas ubica a Brasil y Argentina en el segundo y tercer lugar de países con mayor cantidad de hectáreas de siembra de transgénicos, con 40,3 millones y 24,4, respectivamente. El primer lugar lo ocupa Estados Unidos, con 70,1 millones de hectáreas.
Antonio Pestana, presidente de Fedeagro, aseguró que “buena parte del maíz que termina siendo usado para las arepas y alrededor de 80% del aceite de soya que se consume en Venezuela fueron desarrollados a partir de productos de origen transgénico”. Además, se sugirió que carnes de pollos o reses importadas desde estos países pudieron estar expuestas a los transgénicos por la forma en la que fueron alimentados.

Sin estudio en las aduanas
El presidente de la Asociación de Productores de Semillas Certificadas de los Llanos Occidentales, Fuaz Kassen, declaró que “a los cereales y leguminosas ni a las semillas de verduras, hortalizas y frutas que entran por los puertos no se les realizan estudios genéticos para determinar si tienen origen orgánico o transgénico”.

El arroz, la caña de azúcar y una pequeña parte del maíz, son los únicos rubros en los cuales Venezuela es capaz de abastecerse con su propia producción de semillas. “En el resto, la mayor parte es importada, aunque eso no quiere decir que sea transgénica”, indicó Kassen.

Lucha en Ley
En medio de este panorama, fue aprobado en octubre en primera discusión el proyecto de una nueva Ley de Semilla, concebida en el seno la Asamblea Nacional con apoyo de comunidades organizadas.

A través de un comunicado, la ONG Venezuela Libre de Transgénicos, aseguró que esta Ley promueve el desarrollo de un sistema de producción de semillas contrario al uso de transgénicos y a la imposición de patentes de las grandes trasnacionales “haciendo especial énfasis en la valoración de la semilla originaria y campesina”.

Quienes la aplauden, como el diputado José Ureña (quien la impulsó en la AN) celebran que favorezca la producción nacional de semillas en miras a una posible y más sana independencia alimentaria. En cambio, sus detractores distinguen que el aumento de productividad generado por los transgénicos favorece a la reducción del precio de los alimentos y aumenta la capacidad de surtir a los comunidades.

La Organización Mundial de la Salud asegura no haber comprobado científicamente los efectos negativos causados al hombre por alimentos con células modificadas.

Tomado de: http://archivo.globovision.com/venezolanos-consumen-transgenicos-a-pesar-de-las-prohibiciones/


Publicación sobre el modelo productivo de la multinacional Syngenta, un modelo de agricultura sin gente. Ver Libro
Dentro de esta publicación se recogen dos estudios de casos, uno de ellos es el realizado por Fernando Gallardo y Larisa Packer de Terra de Direitos. Allí los autores sistematizan la experiencia del accionar de Syngenta en el estado brasileño de Paraná, la ilegalidad cometida por esta empresa al establecer  una estación experimental de maíz transgénico en la zona de amortiguamiento de un área de conservación, lo que motivó a un grupo de campesinos del Movimiento de Trabajadores sin Tierra (MST) a ocupar el área para establecer una estación de agroecología. Esto desencadenó una respuesta violenta por parte de Syngenta, que incursionó en la estación a través de NF Seguranza, lo que trajo como consecuencia la muerte de un militante del MST y varios heridos.

Brasil es muy importante para Syngenta pues, como señalan los autores, es uno de los mayores compradores de semillas en el mundo. El interés de Syngenta no se limita al maíz, sino a otros cultivos como la soya, la caña y el café.
Este libro recoge apenas algunos elementos que resaltamos sobre la actuación de Syngenta y sus impactos, desde una perspectiva del Tercer Mundo.
fuente: http://armonicosdeconciencia.blogspot.com/2013/09/la-agricultura-syn-gentea-monopolios.html


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